Más temprano que tarde, todos acabamos haciendo trámites por internet que conllevan proporcionar información sensible. Por lo tanto, es muy importante salvaguardar nuestra presencia digital.
Esta información personal puede incluir cosas como:
- Nombre y apellidos.
- Fecha de nacimiento.
- Dirección postal.
- Número de DNI.
- Dígitos de la cuenta bancaria.
- Número de la tarjeta de crédito o débito.
- Direcciones de correo electrónico.
- Cuentas de redes sociales.
Si bien la mayoría de sitios adoptan medidas de seguridad, como por ejemplo el cifrado, para evitar que estos datos sean interceptados en tránsito o en reposo, algunas veces somos nosotros quienes se los facilitamos a los delincuentes.
Por lo tanto, comprender la naturaleza del robo de identidad es crucial para desarrollar estrategias de protección efectivas y minimizar el riesgo de ser víctimas de esta amenaza.
¿Cómo ocurre el robo de identidad?
Cuando nos registramos en páginas web, realizamos trámites administrativos en línea, o utilizamos distintos servicios como la prensa digital, las redes sociales, etc.; inevitablemente dejamos rastros.
También es posible qué consciente, o inconscientemente, compartamos demasiada información con quien no deberíamos.
El clásico ejemplo de esto último son las encuestas telefónicas, o los sitios que ofrecen promociones y regalos.
Pero no siempre es culpa nuestra.
Ya sea a través de ataques informáticos, o filtraciones de datos, los ladrones de identidad a menudo apuntan a las empresas para estragar los datos personales de las personas que han confiado en ellas.
Sí, han guardado la información de sus usuarios, en texto plano (sin cifrar) corren el riesgo de sufrir una violación de datos.
Esas son algunas de las formas en que los ladrones de identidad pueden obtener nuestros datos
Estafas de phishing: las estafas de phishing pueden presentarse en forma de correo postal, correo electrónico, llamadas telefónicas, o sitios web maliciosos.
Básicamente, el estafador finge ser una entidad o servicio en el que confiamos, para obtener información privada o credenciales de inicio de sesión.
Espionaje en las redes sociales: los delincuentes pueden consultar nuestras redes sociales para obtener información, como nuestra fecha de nacimiento, dirección postal y otros datos más o menos relevantes.
Incluso detalles aparentemente inocentes, como los nombres de nuestros hijos o mascotas, pueden ser de interés para un villano.
¿Por qué? Las personas a menudo tenemos el mal hábito de usar estos detalles para nuestros nombres de usuario y contraseñas.
Piratería: los delincuentes pueden intentar infiltrarse en nuestros dispositivos, utilizando malware como troyanos o exploits.
Robo o perdida del dispositivo: No todos los ladrones de identidad utilizan métodos sofisticados para obtener nuestra información.
De hecho, una persona puede robar nuestro teléfono, y si consigue desbloquearlo podrá acceder a cualquier información personal almacenada en él.
Dado que muchas personas llevamos nuestra vida almacenada en estos dispositivos, nuestros datos quedaran expuestos.
Buceando en la basura: puede parecer algo sórdido, pero no hace falta ser un experto en tecnología para obtener datos personales.
Si tiramos documentos con datos confidenciales sin antes haberlos destruido, los ladrones pueden obtener la información que buscan hurgando en nuestra basura.
Siempre debemos triturar el papeleo antes de tirarlo.
Mirando por encima del hombro: ocurre cuando los ladrones se posicionan a nuestra espalda mientras escribimos información confidencial en un ordenador, teléfono o cajero automático.
Wifi público: este tipo de conexiones generalmente no cifran los datos, por lo que cualquier persona con algunos conocimientos puede monitorear lo que vemos y lo que enviamos.
Controles de acceso mal configurados: los controles de acceso rotos o mal configurados pueden hacer que partes privadas de un sitio web sean públicas cuando se supone que no deben serlo
Pirateo del correo electrónico: Si un desaprensivo consigue la contraseña del correo electrónico, puede ver mensajes para recopilar toda clase de información. Incluso puede hacerse pasar por nosotros y enviar correos a otras personas en nuestro nombre para consumar algún delito.
Personas fallecidas: ni algo tan lamentable disuade a un ladrón de identidad.
El delincuente utiliza la información y los datos personales de una persona fallecida para obtener créditos de manera fraudulenta, o para perpetrar otros actos delictivos relacionados con la identidad.
Robo de toda la vida: los bolsos y carteras, puede contener mucha información, como estados de cuentas bancarias, documentos de identidad, tarjetas de crédito, etc.
Desaprensivos: algunos empleados pueden abusar de sus posiciones en bancos u otras instituciones para vender datos de clientes en la web oscura.
Estos son solo unos ejemplos, pero hay muchas maneras en que los villanos pueden obtener datos sobre nosotros.
Señales de advertencia de un robo de identidad
- Recibes una alerta sobre un cargo en la tarjeta de crédito que no realizaste.
- Te han denegado una solicitud de préstamo o de tarjeta de crédito.
- Recibes extractos bancarios de cuentas que no conoces, o facturas de las que no tienes ni idea de donde han salido.
- Los cobradores de deudas llaman continuamente, pero tú estás al corriente de pago de todo.
- Recibes facturas por servicios que nunca usaste.
- Llegan correos a tu domicilio pero a nombre de otra persona.
- Recibes correos electrónicos de confirmación para compras no realizadas, o de confirmación de cuentas que nunca has creado.
- Una empresa con la que tienes relación comercial te notifica que ha sufrido una violación de datos.
Qué hacer ante un robo de identidad
Cambia de inmediato las contraseñas y los datos de inicio de sesión de las cuentas afectadas. Si usas la misma contraseña para otras cuentas, cámbialas urgentemente.
Congela las cuentas y las tarjetas de crédito y débito que muestren cualquier actividad sospechosa.
Comunícate con las empresas en la que se usó indebidamente tu información personal, infórmales de posiblemente hubo actividad fraudulenta en tus cuentas y ciérralas.
Independientemente, desde dónde estén suplantando tu identidad y a través de qué medios, debes denunciarlo ante la Policía Nacional, la Guardia Civil o la policía autonómica de tu comunidad.
Protegerse contra el robo de identidad
Es prácticamente imposible estar al tanto de todas las 24 horas del día, los siete días de la semana, pero hay cosas que puedes hacer para protegerte.
- Recoge el correo postal con prontitud. Retenlo cuando estés fuera por varios días, o haz que alguien de confianza lo recoja por ti.
- No respondas por teléfono, correo electrónico o en línea a solicitudes de información personal.
- Si has perdido o te han robado el bolso o la cartera, corre a la comisaria más cercana para denunciarlo.
- Tritura los documentos y los correos postales que contengan información confidencial.
- Utiliza contraseñas complejas, distintas para cada cuenta y cámbialas periódicamente.
- Habilita las funciones de seguridad en tus dispositivos móviles.
- Utiliza la autenticación multifactor siempre que sea posible.
- No compartas demasiada información en redes sociales.
- No te conectes a wifi público para entrar en la página del banco u otros servicios en línea.
- Mantén actualizado el sistema operativo y todo el software instalado en tus dispositivos.
- Si te mudas de casa, acuérdate de comunicarlo a todas las entidades con las que mantienes relación.
- Utiliza un programa de borrado seguro de archivos.
La evolución de las amenazas en línea hace que parezca imposible mitigar por completo el robo de identidad.
Sin embargo, la sensibilización y la información, combinadas con las herramientas adecuadas, pueden minimizar significativamente los riesgos asociados a estas amenazas.