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Los peligros del culto a las criptomonedas

Los peligros del culto a las criptomonedas

Las criptomonedas no son dinero real que podemos sacar de un cajero y llevar en la cartera. En pocas palabras, las monedas como el euro son medios de pago que la gente puede usar en cualquier tienda o restaurante, y el valor de la moneda está garantizado por un tercero, como por ejemplo el Banco Central Europeo.

Las criptomonedas no.

Satoshi Nakamoto y otros «evangelistas» de las criptomonedas predican que están rehaciendo el orden mundial y que este tipo de monedas son de naturaleza descentralizada, y ofrecen seguridad y anonimato.

Y que se encuentran libres de interferencias de terceros.

Lo que no dicen

El BCE y los bancos centrales de la zona euro están facultados para emitir monedas y billetes siguiendo unos criterios establecidos.

Algo que no existe en el mundo de las criptomonedas.

El bitcoin no está regulado por ninguna autoridad financiera, por eso sus transacciones son irrevocables.

Los usuarios no tienen a quien acudir para reclamar en caso de fraude, robo, pérdida o cambio de su valor.

También es importante reconocer que las criptomonedas son un activo notablemente volátil: por ejemplo, el precio de bitcoin puede dispararse en un momento dado para en cuestión de días caer de manera estrepitosa.

La volatilidad media del Bitcoin es del 6,5%. Es decir, en un día su valor puede subir o bajar ese porcentaje.
Según dicen los expertos, es cuatro veces superior a la de la bolsa.

Y esta evolución sigue la ley de la oferta y la demanda: el número de usuarios de una criptomoneda es un elemento clave de su valor.

Por lo tanto, a la hora de realizar una inversión en criptomonedas, lo más sensato es colocar únicamente el dinero que en principio nos podamos permitir el lujo de perder.

Las criptomonedas enriquecen a algunas personas, pero sus efectos medioambientales los acabamos pagando todos.

Las criptomonedas se crean a través de un proceso electrónico llamado «minería», que utiliza dispositivos informáticos para resolver ecuaciones complejas y crear pequeñas cantidades de moneda digital.

Algunas criptomonedas tienen un límite en la cantidad de unidades que se pueden minar, lo que hace que las ecuaciones sean progresivamente más complejas, que requieren cantidades cada vez mayores de energía y potencia de procesamiento para continuar con la extracción.

El proceso de minería de Bitcoin por sí solo ha empleado más electricidad que algunos países pequeños, como por ejemplo Ucrania, Noruega, Suecia y los Emiratos Árabes Unidos.

Una sola transacción de Bitcoin usa suficiente energía para alimentar a un hogar promedio durante 75 días.

También equivale a la huella de carbono de 2.635.675 transacciones de VISA o 198.200 horas de visualización en Youtube.

Es por ello que algunos desaprensivos utilizan el cryptojacking.

Una insidiosa amenaza que se oculta en ordenadores de escritorio, ordenadores portátiles, teléfonos inteligentes e incluso servidores de red y utiliza los recursos de los dispositivos comprometidos para «extraer» criptomonedas.

De esta forma, los villanos se ahorran una pasta en la factura de la electricidad.

Estafas, robos y riesgos de seguridad en torno al mundo de las criptomonedas

Cuando roban un banco, tu dinero se queda en tu cuenta bancaria, ya que tus ahorros están protegidos.

En criptografía, la gestión del dinero es diferente.

Las plataformas pueden perder las criptomonedas que se supone que deben proteger, y en este caso, es el usuario quien siempre acaba perdiendo sus criptoactivos.

Otro de los grandes riesgos asociados con las criptomonedas son las llamadas shitcoins (monedas de mierda).

Cualquier persona acostumbrada a trabajar con cadenas de bloques (Blockchain) puede montar una criptomoneda en menos de un día.

¿Qué significa?

Que hay muchos tipos de criptomonedas diferentes pululando por el medio silvestre y la gran mayoría de ellas no tienen ningún valor.

Solo existen por existir y, posiblemente, te acaban arruinando, ya que si tienes grandes cantidades de ellas no las podrás revender.

Falsas inversiones en Bitcoin

Partiendo de la base que las criptomonedas son un valor que no tiene una forma física (no es dinero en efectivo), y que carece del respaldo de un gobierno soberano, nada impide a los estafadores configurar plataformas falsas para ofrecer a nuevos inversores la oportunidad de ganar dinero rápido.

Otras estafas

Para no alargarnos demasiado:

  • Phishing.
  • Impostura (hacerse pasar por un amigo en las redes sociales que se ha hecho rico invirtiendo en criptomonedas).
  • Obsequios envenenados que requieren un pequeño capital inicial.
  • Ofertas de monedas falsas a un precio muy ventajoso.
  • Falsas notas de prensa.
  • Desaparecer del mapa, junto con todas las criptomonedas de los inversores.
  • Aprovechar fallos y vulnerabilidades en una plataforma financiera para piratearla.

¿Existen las «criptosectas»?

La hija de Lorena tenía solo 17 años cuando se unió a IM Academy para hacer un supuesto curso de comercio en línea que prometía traerle riqueza y éxito laboral, al capacitarla en divisas e inversión en criptomonedas.

El «curso» (una serie de videos de motivación) costaba 450 euros.

Pero como cientos de otros jóvenes en Europa, la hija de Lorena terminó siendo absorbida, por lo que los investigadores españoles llaman un esquema piramidal.

Según María Fernández, portavoz de la Policía Nacional, los líderes de la organización utilizaron técnicas similares a las de una secta para aislar a los jóvenes de su entorno.

Incluso intentaban persuadirles de que cortaran los lazos con sus familias y se centraran únicamente en la organización.

Un ex miembro de este chiringuito le dijo a Euronews que reclutó hasta 30 personas.

Después dedicaba hasta catorce horas al día «evangelizando» a su grupo para enseñarles como atraer a nuevos miembros.

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