Este es un debate que se prolonga desde hace bastantes años. Los expertos en datos han intentado desacreditar el rumor explicando que la personalización de los anuncios se produce gracias a las inmensas cantidades de información personal que se pueden recopilar a partir de historiales de navegación y herramientas de geolocalización.
Una práctica conocida como publicidad conductual.
Es cierto que cualquiera que haya tenido una conversación con otra persona, y luego haya recibido varios anuncios en línea sobre el mismo tema que estaban discutiendo, puede ponerse un poco paranoico.
Pero es pura casualidad.
En este sentido, los teóricos de la conspiración pueden ir quitándose el sombrero de papel de aluminio.
Siendo sinceros, no les hace falta escucharnos
Pasamos mucho tiempo en línea, ya sea por motivos de trabajo, para socializar o efectuar compras.
E indiscutiblemente, mediante los navegadores web, y las distintas aplicaciones del teléfono, dejamos un rastro mediante el cual se puede crear un perfil (gustos, aficiones, hábitos de consumo, etc.) bastante ajustado.
A lo anterior hay que sumarle que la mayoría de teléfonos con Android, utilizan una cuenta de Google.
Luego, estos perfiles se ofrecen a los distintos anunciantes, que pueden pujar por aquellos, que tienen más probabilidades de llegar a comprar sus productos.
Por ejemplo: personas entre 25 y 35 años amantes de los perros.
Por lo tanto, las grandes empresas tecnológicas saben más sobre nosotros de lo que podemos llegar a imaginar (y de lo que algunas de ellas están dispuestas a admitir).
Y en este sentido, somos nosotros quienes les proporcionamos estos datos de forma voluntaria al aceptar sus términos y condiciones.
Entonces, ¿nuestros dispositivos móviles nos están espiando?
La respuesta es que no se dedican a escuchar lo que decimos en el dormitorio.
Si bien se han llevado a cabo distintos experimentos, los resultados no prueban una correlación directa entre las conversaciones y el contenido de los anuncios.
Sin embargo, otras investigaciones más bizarras han revelado (según sus autores) que las sospechas están bien fundadas.
Pero a día de hoy, no hay ninguna evidencia concluyente que sugiera que los teléfonos móviles estén grabando o escuchando lo que hablamos en el salón de casa, o en la terraza de un bar.
Sin embargo, nuestros dispositivos recopilan una cantidad significativa de datos sobre nosotros
Es cierto que los teléfonos móviles contienen cámaras, un micrófono y muchas otras herramientas que pueden usarse indebidamente en nuestra contra.
Por no hablar del mogollón de aplicaciones que exigen todos los permisos habidos y por haber.
Pero si no nos fiamos ni de nuestra sombra, podemos evitar que las aplicaciones instaladas en nuestros dispositivos tengan acceso a donde no deberían.
La verdad es que una inútil y absurda aplicación para detectar fenómenos paranormales, no tiene por qué tener acceso a la cámara, al micrófono, y ni mucho menos, a nuestros archivos personales.
Las aplicaciones de asistencia virtual como Siri, Google, Cortana o Alexa, funcionan brindando respuestas a nuestras indicaciones.
Y deben escuchar constantemente para poder detectar las palabras de activación (o los distintos comandos de voz) utilizadas para activar el servicio.
En este sentido, podrían llegar a captar accidentalmente pequeños fragmentos de conversaciones si decimos algo que suene parecido a la palabra de activación.
Pero nada más.
En cualquier caso, la recopilación y el análisis de audio, suele usarse para mejorar los asistentes de voz y garantizar que el software comprenda lo que estamos diciendo.
Tener a una legión de personas escuchando, y grabando, todo el día lo que dicen los usuarios, sería económicamente inviable, incluso para Meta, Google, Apple, y compañía.
Incluso, aunque lo hiciesen de forma automatizada, mediante AI, u otras vainas, miles de seres de carne y hueso tendrían que procesar toda esta cantidad ingente de datos en distintos idiomas.
Y eso, resultaría caro de cojones.
Conclusión
Nosotros opinamos que nuestros teléfonos no nos escuchan en el sentido tradicional de la palabra.
Sí que es posible espiar a un usuario en concreto a través del micrófono de su teléfono activándolo de forma remota.
Pero eso solo pasa en el caso del software espía, o en contextos de investigaciones sobre terrorismo o crimen organizado.
Pero espiar a todos los usuarios las 24 horas del día a través del micrófono del teléfono, sería extremadamente ineficiente, incluso para las grandes empresas tecnológicas.
Por otro lado, el dispositivo vería su batería mermada en un espacio relativamente corto de tiempo, lo que pondría la mosca detrás de la oreja al dueño del aparato.
En cualquier caso, las versiones recientes de teléfonos Android e iPhone, a través de un punto pequeño en la esquina derecha del dispositivo (una luz verde, cerca del ícono de batería), notifican a su propietario de que el micrófono está activo