La respuesta rápida a esta pregunta es no, si alguien afirma lo contrario, se equivoca. Una VPN protege nuestra privacidad y dificulta el rastreo por parte de nuestro ISP, los portales web, los piratas informáticos, etc., pero, no nos hace anónimos. De hecho, el anonimato total en internet es una entelequia.
Obviamente, si iniciamos sesión en un sitio web, revelamos nuestra identidad, incluso si estamos utilizando herramientas como Tor Browser o una red privada virtual.
Pero aunque no ingresemos ninguna información personal, no haya un nombre de usuario, u otro identificador explícito, todavía estamos dejando una huella digital.
Por ejemplo:
- La versión del sistema operativo.
- La resolución de la pantalla.
- El identificador del dispositivo.
- El navegador web y sus extensiones.
- El encabezado del idioma.
- El agente de usuario.
- Las preferencias de cookies (permitidas o no.)
Estos datos, en principio, pueden parecer bastante genéricos y no demasiado relevantes.
Pero esta información podría permitir confeccionar una huella digital única de nuestro dispositivo.
Por lo tanto, con las herramientas adecuadas, alguien podría comenzar a rastrear nuestra actividad, aunque nos «parapetemos» detrás de una buena VPN.
Dicho de otra forma: una VPN no impide que un sitio web nos recuerde.
La forma más efectiva de hacer que los metadatos no tengan valor es enviar datos adicionales («hacer ruido») para crear metadatos inexactos.
Sí, por ejemplo, un dispositivo envía varias solicitudes cifradas cada segundo, será difícil deducir la actividad en internet de un usuario.
Sin embargo, conseguir hacer esto correctamente, y con un alto grado de aleatoriedad, es sumamente difícil para un usuario promedio.
Podríamos decir que las VPN están diseñadas para la privacidad y no para el anonimato.
En este sentido, los términos privacidad y anonimato a menudo se usan indistintamente, pero existe una distinción sutil entre ambos.
- El anonimato oculta quienes somos.
- La privacidad impide a terceros ver lo que hacemos.
Por otro lado, el uso de una VPN requiere tener un cierto grado de confianza en el proveedor del servicio, y en las entidades que alojan sus servidores.
Un servicio de VPN se convierte esencialmente en nuestro proveedor de servicios de internet, y puede ver toda nuestra actividad en línea, igual que lo haría cualquier ISP.
Pero lamentablemente, no todos los proveedores de servicios de VPN poseen y gestionan su propia infraestructura.
Algunos dependen de terceros para mantener sus servidores.
Incluso las VPN, que tienen una política de cero registros, todavía almacenan metadatos.
Los metadatos no contienen ninguna información sobre nuestras actividades en línea, pero pueden incluir algunos detalles:
- Cuándo estamos utilizando la VPN.
- Durante cuánto tiempo.
- En cuantos dispositivos.
- La cantidad de datos transferidos.
- Nuestra dirección IP original.
Muchas veces esta información es utilizada por la mayoría de los proveedores de VPN gratuitas, para poder limitar el uso diario de ancho de banda de sus usuarios.
Los servicios de pago también pueden hacerlo para saber cuántas personas están usando el mismo servidor simultáneamente, con el objetivo de nivelar la carga y optimizar el servicio.
Conclusión
Si la propaganda de una VPN promete hacerte totalmente anónimo en Internet, está mintiendo.
Las VPN son útiles para mejorar la privacidad en línea. También cifran los datos para ocultar el tráfico de Internet, y nos protegen de muchas amenazas como las de las redes wifi públicas.
Un servicio de este tipo no te hará anónimo, pero, excepto las VPN disfuncionales o engañosas, sí que puede mejorar en gran medida tu privacidad y seguridad mientras interactúas en la red.
La única manera real y efectiva de lograr el 100% de anonimato, es mantenerse alejado de Internet por completo.