No es la primera vez que una persona recibe un mensaje en el que se le informa de que ha sido filmada mediante la cámara de su ordenador o teléfono móvil mientras veía pornografía.
En el mismo mensaje amenazan con difundir las imágenes obtenidas entre sus contactos, a no ser que pague cierta cantidad de dinero.
Pero como escribimos en un artículo anterior, en la mayoría de los casos es mentira, una estafa pura y dura.
Sin embargo, no es imposible y si no tomamos las precauciones necesarias, estas cosas pueden sucedernos el día menos pensado.
¿Cómo lo hacen?
Para obtener acceso a la cámara del móvil, los ciberdelincuentes no lo tienen tan fácil como parece:
- Primero deben conseguir pasar de contrabando el software necesario.
- Después confiar en que un usuario desprevenido lo instale en su teléfono inteligente, y le otorgue los permisos necesarios.
- Otra forma es aprovechar un descuido del propietario para tener acceso físico al dispositivo.
Por lo tanto, no hay que hacer demasiado caso de las páginas web, y tutoriales de YouTube que afirman cosas como «hackear la cámara de un teléfono móvil de forma remota con solo conocer su número, es muy fácil y te explicamos cómo hacerlo»
Normalmente, son los mismos que dicen poder manipular un satélite norcoreano con dos clics de ratón.
Pero la realidad es que a no ser que dejemos el teléfono desatendido y desbloqueado, instalar software espía en un dispositivo móvil requiere de la colaboración involuntaria del dueño del aparato.
Dicho de otra forma: para piratear la cámara de un móvil, hay que acceder al terminal de la persona que queremos espiar para instalar una aplicación de este tipo.
Otra manera de instalar el software espía de manera «remota» es a través de un SMS de iMessage, WhatsApp, Telegram, LINE u otras aplicaciones similares, invitando a la víctima a hacer clic en un enlace, que al ser pulsado instalará la aplicación.
También se puede intentar hacer pasar el programa espía por una actualización de software, u ocultarla dentro de una aplicación con un nombre diferente.
La mayoría de estos programas (aparte de alguna aplicación de control parental), no se pueden encontrar en la tienda de Google. Hay que ir a las páginas web de sus respectivos desarrolladores.
Y aparte de monitorizar la cámara, también recopilan y transmiten otro tipo de datos.
También existen programas espía más sofisticados que se instalan en teléfonos móviles, aprovechando alguna vulnerabilidad tanto del software como del hardware.
Pero este software, debido a su precio, acostumbra a utilizarse contra «personas de interés» por parte de agencias gubernamentales.
Nadie en su sano juicio va a gastarse miles de euros para filmar una película sobre los hábitos de un usuario doméstico.
Como podéis ver, casi todos los métodos de pirateo tradicionales requieren que el usuario lleve a cabo una acción, como por ejemplo instalar una aplicación, de forma consciente o mediante engaño.
Por lo tanto, evitar que nos espíen a través de la cámara de nuestro móvil es tan fácil como tener el software actualizado, no peder el aparato nunca de vista, llevarlo a reparar a un sitio de confianza, y no hacer clic en todos los enlaces que nos pongan por delante.