Cuestionar a Google por su posición sobre la privacidad es algo bueno, ya que debemos ser conscientes de que la mayoría de grandes empresas tecnológicas aprovechan nuestra información como parte de su modelo de negocio.
En este sentido, no somos ingenuos: ninguna empresa ofrece algo gratis a cambio de nada.
Y por muy popular que sea la narrativa actual sobre temas de privacidad, si queremos utilizar servicios de forma gratuita, (y a veces incluso pagando), tenemos que sacrificar parte de nuestra vida privada.
En palabras de Jean-Jacques Rousseau: «hago un trato contigo enteramente a tu costa, y enteramente para mi beneficio, que observaré mientras me plazca, y que observarás mientras me plazca».
En cualquier caso, la recopilación de datos, puede llegar a generar una desconexión entre las empresas y las personas (ellos nos llaman usuarios).
Sobre todo si no explican de manera clara, y comprensible, como lo hacen, porque, y para qué.
Cualquier cosa conectada a Alphabet puede estar recopilando datos sobre nuestra actividad y preferencias.
Este modelo de negocio existe desde hace décadas y muestra como los servicios nunca son realmente gratuitos, y posiblemente Google sepa más sobre nosotros que nuestras parejas.
El modelo de negocio de Google se basa en usuarios y clientes. Los datos de los usuarios se monetizan a través de sus diversas plataformas de publicidad, donde los anunciantes (clientes) pujan para mostrar sus anuncios.
Cuando iniciamos sesión en nuestra cuenta de Google, pueden recopilar toda una serie de información.
- El historial de búsqueda y los comentarios que hacemos en YouTube.
- Los términos introducidos en su motor de búsqueda.
- Los lugares en los que hemos estado utilizando Google Maps.
- Las preguntas que le hemos hecho al Asistente de Google.
- Las noticias que hemos leído en Google News.
- Nuestros hábitos de compra a través de Google Pay.
- Información sobre elementos cercanos al dispositivo como, por ejemplo, puntos de acceso wifi, antenas de servicio de telefonía móvil y dispositivos con el Bluetooth activado.
- Actividad en sitios web y aplicaciones de terceros que utilizan sus servicios
Esta información se utiliza para crear perfiles, que luego usan para hacer coincidir nuestros hábitos con los anuncios que veremos en internet.
Así es como la empresa puede ofrecernos servicios gratuitos como Gmail, Search Console, Google Chrome, Google Analytics, Street View, Google Docs, etc., de los cuales también extraen datos de uso.
También su propio buscador, que, posiblemente, es el más utilizado para navegar por internet.
Si navegamos sin haber iniciado sesión, todavía pueden recopilar toda una serie de datos, como por ejemplo:
- Dirección IP.
- Actividad del sistema.
- Fecha, hora y URL de referencia de las solicitudes.
- Datos sobre interacciones entre aplicaciones.
- Tipo de navegador y las extensiones instaladas.
- Tipo de dispositivo.
- Número de versión de la aplicación.
- Sistema operativo.
- Resolución de la pantalla.
Y cotejando algunos de ellos, ni siquiera una buena VPN puede evitar que a largo plazo identifiquen nuestro dispositivo.
Google podría hacer bastante más en cuestiones de privacidad
Google sabe que la gente quiere más privacidad. De hecho, considera esta demanda como un riesgo empresarial.
Pero ofrecerla equivaldría a reventar su modelo de negocio.
En 2022, Alphabet (la empresa matriz de Google) ganó 224.000 millones de dólares gracias a la publicidad (casi el 80 % de sus ingresos totales).
Sin duda, los datos personales de sus usuarios alimentan directamente estos ingresos publicitarios.
Seguramente les sale más a cuenta eso, que ofrecer servicios sin publicidad basados en suscripciones de pago.
Aun así, la empresa, en su política de privacidad, intenta ser bastante clara a la hora de exponer públicamente, lo que hace con los datos que recopila, y la forma en que lo lleva a cabo.
Pero nosotros no tenemos forma de saber si esto se ajusta a la realidad. Que sepamos, nunca se ha publicado ningún dato verificable de forma independiente.
¿Deberíamos preocuparnos por las prácticas de privacidad de Google?
Por supuesto que sí, y mucho, pero sin ponernos paranoicos.
Muchos blogs afirman que Google ha creado una red de vigilancia sin precedentes en la historia de la humanidad.
En este sentido, leyes como la Sección 702 de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, Google y otros gigantes tecnológicos, pueden verse obligados a entregar datos de usuarios a agencias gubernamentales sin una orden judicial.
Pero eso no significa que trabajen para la NSA, o la CIA.
Los más bizarros, incluso hablan de violación sistemática, del contenido de nuestros correos electrónicos de Gmail.
Si bien la mayoría de las personas que difunden estas teorías creen genuinamente en ellas, otros que han hecho de la privacidad su modelo de negocio, las propagan de forma interesada.
Pero nos parece un discurso bastante exagerado.
Es posible que mediante el uso de inteligencia artificial u otros métodos, Google lea los encabezados de nuestros correos electrónicos.
Nosotros estamos convencidos de que es así.
Puede que les sirva, entre otras cosas, para saber que compras realizamos en línea, o con quién nos relacionamos, pero también para luchar contra el spam.
Lo que sí tenemos claro es que dado que el modelo de negocio de Google se basa en la publicidad dirigida, se preocupan principalmente por servir a los intereses de las empresas en lugar de los nuestros.
Por eso, a veces manipulan los resultados de búsqueda, para mostrar información diseñada con el propósito de influir en las decisiones de los usuarios.
En cualquier caso, hay que ser jodidamente ingenuos para pensar que van a ofrecernos toneladas de servicios de primer nivel de forma gratuita.
Utilizar los servicios de la compañía de Mountain View (o los de Microsoft o Yahoo), no es precisamente la mejor opción para preservar nuestra privacidad.
A estas alturas, afirmar lo contrario, equivaldría a vivir en un mundo paralelo.
Pero siempre y cuando estemos bien informados de lo que sucede con nuestros datos, y podamos tener un control razonable sobre todo el proceso, estaremos en condiciones de limitar la cantidad de información que recopilan.
Gestionar nuestra privacidad
Las cuentas de Google, tienen un apartado que contiene las políticas de privacidad aplicadas por la empresa, así como la opción Revisión de Privacidad, desde donde es posible revisar y ajustar toda una serie de parámetros.
Incluso podemos gestionar nuestras preferencias sobre los anuncios que queremos que se muestran en Google, y en los sitios y las aplicaciones asociadas.
También podemos ver casi toda la información que Google ha recopilado sobre nosotros en la página Mi Actividad.
Sí, nos parece excesiva, demasiado personal, o simplemente no queremos que permanezca allí, la podemos eliminar.
También tenemos la opción de configurar este apartado para que se elimine automáticamente pasado cierto tiempo.
Incluso si no tenemos cuenta en la compañía, podemos gestionar lo que compartimos mediante diferentes extensiones de terceros como Decentraleyes o Privacy Badger.
Nadie nos obliga a utilizar Google. Todo se reduce a nuestras necesidades y nivel de comodidad.
Es posible que nos sintamos incómodos con el enfoque de Google y optemos por una alternativa menos centrada en la recopilación de datos, como Brave, DuckDuckGo, o lo que sea.
O que de forma consciente e informada estemos dispuestos a sacrificar «un poco» de privacidad a cambio de poder utilizar los servicios de Google.
- Siendo sinceros, todos los que poseen un dispositivo con Android, tienen (aunque no necesariamente) una cuenta de Google.
- La mayoría de páginas web utilizan Google Search Console junto a Google Analytics.
- Y sin lugar a dudas, Google (de momento) es el motor de búsqueda más utilizado en el mundo.
- Por no hablar de Google Earth o Google Street View.
- También existen muchos blogs (incluso algunos dedicados a la privacidad) creados con la tecnología de Blogger.
Pero no hemos de olvidar que, elijamos el servicio que elijamos, no estamos tratando con ONG, sino con empresas con ánimo de lucro, cuyo objetivo, es obtener beneficios.
Por lo tanto, incluso si un servicio afirma proporcionar una privacidad de primer nivel, debemos investigar un poco para saber donde nos estamos metiendo.
No sea que huyamos del fuego para caer en las brasas.