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Cuestionar a Google por su posición sobre la privacidad es algo bueno, ya que debemos ser conscientes de que la mayoría de grandes empresas tecnológicas aprovechan nuestra información como parte de su modelo de negocio. De hecho, todos deberíamos plantearnos de qué manera se manejan nuestros datos.
También sí merece la pena, facilitarles esta información a cambio de sus servicios.
Nosotros somos los primeros en criticar a las diversas plataformas cuando llevan a cabo malas prácticas en este sentido.
Pero por muy popular que sea la narrativa actual sobre temas de privacidad, si queremos utilizar servicios de forma gratuita, (y a veces incluso pagando), tenemos que sacrificar parte de nuestra información.
En palabras de Jean-Jacques Rousseau: «hago un trato contigo enteramente a tu costa, y enteramente para mi beneficio, que observaré mientras me plazca, y que observarás mientras me plazca».
En cualquier caso, invadir la privacidad mediante la recopilación de datos, puede llegar a generar una desconexión entre las empresas y las personas (ellos nos llaman usuarios).
Sobre todo si no explican de manera clara, y comprensible, como lo hacen, porque, y para qué.
Este modelo de negocio existe desde hace décadas y muestra como los servicios nunca son realmente gratuitos, y posiblemente Google sepa más sobre nosotros que nuestras parejas.
Esta información se utiliza para crear perfiles, que luego usan para hacer coincidir nuestros hábitos con los anuncios que veremos en internet.
Así es como la empresa puede ofrecernos servicios gratuitos como Gmail, Search Console, Google Chrome, Google Analytics, Street View, Google Docs, etc., de los cuales también extraen datos de uso.
También su propio buscador, que, posiblemente, es el más utilizado para navegar por internet.
Incluso muchos expertos en seguridad informática (y también algunos villanos), utilizan los comandos de búsqueda de Google Dorks, para obtener información sensible.
Y cotejando algunos de estos datos, ni siquiera una buena VPN puede evitar que identifiquen nuestro dispositivo.
Aunque Google siempre podría hacer bastante más en cuestiones de privacidad, la empresa intenta ser bastante clara a la hora de exponer públicamente, lo que hace con los datos que recopila, y la forma en que lo lleva a cabo.
Y si tenemos que hacer caso de lo que afirma la compañía en su política de privacidad, que, por cierto, es una de las más claras y comprensibles que hemos visto, no comparten nuestra información personal con empresas, organizaciones o individuos ajenos a Google.
Pero esto último, nosotros no lo tenemos tan claro.
Nos da la sensación, de que también comparten nuestros datos con anunciantes, editores y desarrolladores, aunque esta información no es identificable.
Por supuesto que sí, pero sin ponernos paranoicos.
Muchos blogs hablan de espionaje, conspiraciones, vigilancia y los más bizarros, incluso de la violación sistemática, del contenido de nuestros correos electrónicos de Gmail.
Si bien la mayoría de las personas que difunden estas teorías creen genuinamente en ellas, otros las propagan de forma interesada.
Pero nos parece un discurso bastante exagerado.
Es posible que mediante el uso de inteligencia artificial, Google lea los encabezados de nuestros correos electrónicos.
Nosotros estamos convencidos de que es así.
Puede que les sirva, entre otras cosas, para saber que compras realizamos en línea, pero también para luchar contra el spam.
En principio, tampoco permitirá que terceros instalen cookies de seguimiento en Chrome (cookies que provengan de fuera de sus propios dominios).
Pero la tecnología que proponen para reemplazar el seguimiento mediante las típicas cookies, conocida como FLoC, seguirá recopilando información sobre nuestra actividad en la red.
FLoC (Federated Learning of Cohorts) es una tecnología basada en Privacy Sandbox, que permite clasificar, y organizar a las personas con los mismos intereses, en grupos llamados cohortes.
Y los anunciantes solo podrán ver su ID.
En, teoría, esto debería preservar un poco más la privacidad de los usuarios.
En lugar de que una red publicitaria, mediante el uso de cookies, sepa que estamos buscando comida para nuestro perro, y nos muestre anuncios en este sentido, FLoC creará un perfil.
Luego nos asignara un ID como parte de un grupo o FloC, cuyos «miembros» tienen gustos y preferencias similares.
Por ejemplo: el visitante con la ID 25876, es parte de la cohorte 6658, formada por personas de entre 30 y 40 años, amantes de los animales, (o algo parecido).
Después, los anunciantes podrán pujar para mostrar anuncios acordes a estos perfiles.
Nosotros somos bastante escépticos, ya que pensamos que es una forma de invasión de la privacidad, tan mala como la que pretende sustituir.
En nuestra opinión, como profanos en la materia, es solo una forma de cerrar la puerta a la competencia, que depende en gran medida de las cookies de seguimiento.
Salvando las distancias, es algo parecido a lo que hacen compañías como DuckDuckGo o Brave, pero con otra metodología.
Utilizar los servicios de la compañía de Mountain View, no es precisamente la mejor opción para preservar nuestra privacidad.
A estas alturas, afirmar lo contrario, equivaldría a vivir en un mundo paralelo.
Pero siempre y cuando estemos bien informados de lo que sucede con nuestros datos, y podamos tener un control razonable sobre todo el proceso, estaremos en condiciones de limitar la cantidad de información que recopilan.
Las cuentas de Google, tienen un apartado que contiene las políticas de privacidad aplicadas por la empresa, así como la opción Revisión de Privacidad, desde donde es posible revisar y ajustar toda una serie de parámetros.
Incluso podemos gestionar nuestras preferencias sobre los anuncios que queremos que se muestran en Google, y en los sitios y las aplicaciones asociadas.
También podemos ver la información que Google ha recopilado sobre nosotros en la página Mi Actividad.
Sí, nos parece excesiva o comprometedora, la podemos eliminar.
También tenemos la opción de que se elimine automáticamente pasado cierto tiempo.
Incluso si no tenemos cuenta en la compañía, podemos gestionar lo que compartimos mediante diferentes extensiones de terceros como Decentraleyes o Privacy Badger.
Es posible que nos sintamos incómodos con el enfoque de Google y optemos por una alternativa menos centrada en la recopilación de datos, como Brave, DuckDuckGo, o lo que sea.
O que de forma consciente e informada queramos sacrificar un poco de privacidad a cambio de poder utilizar los excelentes servicios de Google.
Pero no hemos de olvidar que, en ambos casos, no estamos tratando con una ONG, sino con empresas con ánimo de lucro.
Por lo tanto, su objetivo es obtener beneficios mediante diferentes modelos de negocio.
Como usuarios, está en nuestras manos llevar a cabo una buena gestión de nuestra privacidad, utilizado todas las herramientas a nuestro alcance.
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