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¿Dónde nos graban? Casi en todas partes

¿Dónde nos graban? Casi en todas partes

Hace años, la vigilancia constante solía estar relegada a aeropuertos, zonas de alta seguridad, y películas de espías. Pero debido a la proliferación de dispositivos inteligentes, cámaras de seguridad y del reconocimiento facial, esto se ha convertido en parte de la vida cotidiana.

Hoy en día es más difícil que nunca moverse por el mundo sin dejar constancia de nuestra presencia.

  • En casa, donde nuestros propios dispositivos inteligentes recopilan más datos de los que creemos.
  • En el trabajo, o la escuela, donde el monitoreo se está volviendo rutinario.
  • No se libran ni los hospitales.
  • En tiendas o cajeros automáticos, donde la seguridad puede enmascarar algunos excesos.
  • En la puta calle, donde hay cámaras de circuito cerrado por todas partes.
  • Cuando conduces. Las cámaras de tráfico pululan por la mayoría de las carreteras.

Solo falta que coloquen cámaras de seguridad en los quioscos de chuches, o en plena montaña (seguramente alguna habrá).

Las cámaras de vigilancia pública se han convertido en algo común en ciudades de todo el mundo.

Si bien, en algunos casos, mejoran la seguridad, también plantean preocupaciones sobre la privacidad y su mal uso.

  • Los críticos argumentan que el monitoreo constante crea una sociedad de "Gran Hermano", donde los individuos se sienten observados en todo momento.
  • Los partidarios afirman que la seguridad supera las preocupaciones de privacidad, especialmente en áreas conflictivas donde pulula la delincuencia.

Nosotros somos de la opinión de que las cámaras, pueden servir como elemento disuasorio, pero no previenen todos los delitos. 

Sí que sirven para identificar a los perpetradores, una vez que el daño ya está hecho, pero la mayoría de delincuentes, siempre encuentran maneras para evitar que su jeta aparezca en la película.

Por otro lado, los sistemas de vigilancia mal configurados, pueden ser pirateados, exponiendo imágenes sensibles, que podrían ser utilizadas con fines poco éticos.

En cualquier caso, lo único que podemos hacer es no salir ni a comprar el pan, ponernos un pasamontañas, o confiar en el RGPD, que restringe la vigilancia excesiva y regula la protección de los datos.

Cualquier dato personal capturado en público debe ser censurado si se comparte con fines distintos a los previstos.

Las autoridades policiales también cuentan con directrices específicas para censurar los videos al compartirlos con terceros, con el fin de proteger la privacidad de las personas que no tienen nada que ver con los hechos que se investigan.

En los casos de propiedades privadas que utilizan videovigilancia, como CCTV,  las imágenes de video deben borrarse en el caso de grabar a personas fuera de la propiedad (por ejemplo, en aceras o propiedades vecinas) para evitar violar sus derechos de privacidad.

La videovigilancia en los lugares de trabajo está sujeta a la legislación laboral de cada país, y debe cumplir con las leyes de privacidad.

Los empleadores deben informar a los empleados sobre la existencia de cámaras de vigilancia, y no pueden utilizar las grabaciones para fines distintos a los indicados originalmente (por ejemplo, la seguridad).

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