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Nuestros teléfonos móviles pueden ser muy resistentes, incluso al maltrato, pero no son indestructibles. Y a pesar de que compañías como Apple y Samsung han lanzado programas de autoservicio para llevar a cabo algunas reparaciones sencillas, a veces no nos queda más remedio que hacer un viaje al taller de reparación.
La mayoría de nosotros llevamos parte de nuestra vida almacenada en estos dispositivos, y cuando tenemos que entregarlos a otras personas que normalmente ni siquiera conocemos, vale la pena tomar una serie de precauciones.
Especialmente cuando no nos queda otra que enviar nuestro teléfono por correo postal, ya que ignoramos lo que puede suceder mientras se encuentra en tránsito, ni tampoco sabemos el tiempo que va a durar la reparación.
No solo se trata de evitar que alguien con malas intenciones, haga cosas extrañas con la SIM, o eche un vistazo al contenido de la tarjeta microSD.
A menos que estés bastante seguro de que el trabajo de reparación será rápido, probablemente también querrás asegurarte de que aún puedes mantenerte conectado, o hacer y recibir llamadas.
Si tu teléfono tiene una tarjeta SIM física, puedes quitarla y colocarla en otro aparato para usarla si es necesario.
Eso significa que no es posible insertarlas en otro dispositivo.
La eSIM está llegando poco a poco a nuestro país, y cada vez tenemos más teléfonos compatibles. En este caso, lo mejor es llamar al proveedor de servicios para averiguar las opciones disponibles.
Solo hay una manera de estar absolutamente seguros de que un técnico de reparación chafardero, no va a poder hurgar en nuestros archivos: deshacerse de ellos antes de entregar el teléfono.
En un iPhone, esto no supone demasiado problema: puedes hacer una copia de seguridad en iCloud, o directamente en un ordenador mediante un cable USB.
Recomendamos esto último, ya que suele ser mucho más rápido.
Puedes hacer una copia de seguridad de las aplicaciones instaladas, mensajes, preferencias, etc., en tu cuenta de Google, pero deberás asegurarte de que las fotos y archivos importantes se guarden en otro lugar.
Google Fotos y Google Drive son las opciones más obvias, pero por si acaso, es posible que también desees almacenar estos archivos en tu ordenador.
Una vez que estés seguro de que tus archivos importantes están almacenados en un lugar seguro, limpia tu teléfono por completo.
En un iPhone, abre la aplicación Configuración, toca en General → Transferir o Restablecer iPhone → Borrar todos los contenidos y configuraciones.
Cada teléfono Android organizan las cosas a su manera.
Generalmente, puedes abrir la aplicación Configuración, pulsar en Administración del sistema, seleccionar Restablecer y luego elegir la opción Restablecer datos de fábrica.
Una vez que el teléfono este reparado (o reemplazado por uno nuevo) puedes comenzar a configurarlo normalmente.
En algún momento, durante el proceso de configuración, se te preguntará si deseas restaurar desde una copia de seguridad. Asegúrate de elegir la correcta, que en este caso, probablemente será la más reciente.
Como hemos visto, antes de darle tu teléfono a alguien para que trabaje fuera de tu supervisión, lo más sensato es llevar a cabo el proceso de copia de seguridad, borrado y restauración.
Pero, ¿qué pasa si el dispositivo está en tan mal estado que ni siquiera puedes usarlo?
Los teléfonos con Android y los iPhones, que aún se encienden y se conectan a Internet, todavía nos dejan algunas opciones.
Si previamente hemos configurado el dispositivo para hacer una copia de seguridad en iCloud o en Google One, podemos verificar la última vez que esta se llevó a cabo.
Si esta copia resulta viable, puedes borrar de forma remota el iPhone o el teléfono con Android desde la comodidad de tu ordenador.
Una vez hecho esto, ya puedes llevarlo a reparar, y cuando este otra vez operativo, iniciar el proceso de restauración.