Está previsto que Microsoft termine con el soporte para Windows 10 el 14 de octubre de 2025, a partir de esta fecha, Windows Update dejará de entregar actualizaciones de seguridad. Si llegado el «gran día» tu ordenador no es compatible con Windows 11, te encontrarás desprotegido.
Pero no todo está perdido: mediante algo llamado Extended Security Update (ESU), la compañía de Redmond, permitirá extender la vida útil de Windows 10, facilitando actualizaciones de seguridad.
La mala noticia es que Microsoft va a cobrar por estas actualizaciones.
Si bien ya tenían un programa muy similar para Windows XP y Windows 7, solamente estaba dirigido a las empresas.
Por lo tanto, es la primera vez que Microsoft ofrecerá actualizaciones de pago a los usuarios particulares.
Microsoft no ha anunciado todavía el precio.
Lo que sí sabemos es que será una suscripción anual, y quien pueda permitírselo, podrá obtener hasta tres años de actualizaciones de seguridad (hasta octubre de 2028).
Sin embargo, el precio no incluye nuevas características para el sistema operativo.
Si el 14 de octubre de 2025, todavía eres el dueño de un ordenador con Windows 10, que no cumple con los requisitos para actualizar a Windows 11, Microsoft, va a obligarte a tomar varias decisiones.
- Tal vez ya ha llegado el momento de comprar un nuevo PC con Windows 11.
- Pagar por las actualizaciones de seguridad.
- Actualizar tu ordenador de todos modos: puedes intentar saltarte los requisitos y actualizar tu PC de Windows 10 a Windows 11 a través de un fácil y conveniente hackeo mediante una herramienta como Rufus.
- Continuar utilizando Windows 10 sin actualizaciones de seguridad (no recomendado).
- Pasarte a una distribución de Linux.
Si tu amor por Microsoft está en horas bajas, y quieres un sistema operativo impulsado por la comunidad, entonces una distribución de Linux, podría ser la solución.
La mayoría de las principales distribuciones se pueden ejecutar en vivo mediante una memoria USB, sin la necesidad de tener que instalarlas en el PC.
De esta forma, podemos probar sus características si necesidad de modificar el sistema operativo.
- No es destructivo: no realiza cambios en el disco duro ni en el sistema operativo instalado.
- Para volver a las operaciones normales, simplemente basta con retirar la unidad y reiniciar el sistema.
- Se puede configurar la unidad USB para que tenga almacenamiento persistente, de modo que se guarden los cambios después de los reinicios.
Linux no funcionará con la misma fluidez que el sistema operativo «residente» pero puedes formarte una opinión muy realista sobre todas las características de la distribución.
Si alguna de ellas cumple con tus espectativas (estamos seguros de que será así) puedes instalarla definitivamente en tu máquina desde la misma memoria USB.
Para los «exiliados» de Windows, nosotros recomendamos Ubuntu (un estándar en cuanto a facilidad de uso y estabilidad) o Linux Mint Cinnamon Edition (la distribución más popular entre los usuarios de Linux).
Pero mediante una busqueda en internet puedes encontrar otras distribuciones.
Creación de una unidad USB de arranque en Windows con Rufus.
Lo primero que tenemos que hacer es descargar Rufus y la ISO de la distribución de Linux que queremos probar.
- Después tenemos que abrir Rufus en nuestro escritorio, y conectar a nuestro PC la memoria USB que vamos a utilizar.
- En Rufus hay que pulsar en el botón «Seleccionar».
- Se abrirá una pantalla donde tendremos que elegir la ISO de Linux que hemos descargado.
- Si queremos que el dispositivo USB guarde todo lo que hagamos durante las pruebas, tendremos que añadir cierto espacio de memoria persistente (ver imagen).
- Ahora, toca pulsar en el botón de «Empezar».
- Aparecerá un aviso diciendo que la memoria USB que tenemos conectada en el ordenador se va a formatear.
- Aceptamos el aviso.
- Se iniciará el proceso.
- Cuando termine, en la barra de progreso de color verde aparecerá la palabra «Preparado».
- Ya puedes cerrar y extraer la memoria USB.
Ahora toca probar tu distribución de Linux sin instalar nada.
Estas instrucciones son genéricas, y pueden variar (no demasiado) en función de la distribución.
- Apaga el PC.
- Introduce la memoria USB en la unidad correspondiente.
- Arranca el PC.
- Si todo va bien, el PC debería iniciarse desde la memoria USB.
- Aparecerá un menú de selección de idioma, seguido de las opciones de arranque de la distribución.
- Selecciona «Probar sin instalar».
- Aparecerá el escritorio en vivo.
Ahora podrás echar un vistazo, y utilizar todas las funciones de tu distribución de Linux (internet, multimedia, etc.), igual que lo harías como si estuviese instalada.
Para volver a las operaciones normales con Windows, simplemente retira la unidad y reinicia el sistema.
Recuerda que si durante la creación del USB de arranque de Linux, has añadido cierto espacio de memoria persistente, podrás guardar todos los cambios que realices.
¡Buena suerte y disfruta del viaje!
Si el ordenador no inicia desde la memoria USB, deberás abrir el menú de selección de arranque:
- Inicio.
- Actualización y Seguridad.
- Recuperación.
- Inicio avanzado.
- Reiniciar Ahora.
Una vez que el PC se ha reiniciado, debería aparecer otro menú.
- Solucionar problemas –> Opciones avanzadas –> Configuración de firmware UEFI.
- Pulsa en el botón Reiniciar.
- Cuando el ordenador se reinicie te mostrará una ventana de configuración del UEFI.
Por lo general, tendrás que buscar algo similar a USB Device o almacenamiento masivo.
Mueve el dispositivo de arranque (USB) hacia arriba (o hacia abajo) con F5 o F6 (colócalo en el primer lugar), pulsa F10 para guardar los cambios y pulsa «Enter» para confirmar.
Recuerda restablecer las opciones de arranque (VMware Virtual SATA CDROM Drive ) si tuviste que cambiarlas.
