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Alternativas de código abierto a Facebook

Diaspora: una alternativa de código abierto a Facebook

Sin lugar a dudas, Facebook es una de las plataformas de redes sociales más utilizadas en el mundo, pero no todos sus clientes están satisfechos con sus políticas de privacidad. A la hora de crear una cuenta, hay que aceptar las reglas impuestas por la compañía, que, por cierto, tienden a cambiar con el tiempo y, la mayoría de las veces, no precisamente a favor de los usuarios.

Por no hablar de las constantes e infames fugas de datos que sufre la plataforma cada cierto tiempo, lo que facilita que la información personal de millones de sus usuarios acabe pululando por foros de ciberdelincuentes.

De hecho, estas infracciones ya se han convertido en casi todo un clásico: solo hay que esperar la próxima.

Por lo tanto, no es una mala idea plantearse hacer un cambio.

¿Por qué optar por una alternativa de código abierto?

En general, las alternativas de código abierto son una buena opción porque eliminan todos los aspectos negativos de las plataformas de código propietario.

Tienden a centrarse más en la privacidad, están descentralizadas (no dependen de una sola persona o empresa) no tienen censura y son ideales para apoyar el derecho a la libertad de expresión.

Las plataformas de código abierto, debido a su naturaleza, también pueden someterse a una revisión exhaustiva por parte de otros desarrolladores y expertos en seguridad.

Por lo tanto, a diferencia del software privativo, cuyo código fuente no se puede auditar sin incurrir en un delito flagrante de piratería informática, difícilmente pueden esconder puertas traseras, u otras cosas desagradables.

Diaspora* es una red social gratuita y de código abierto

Es una buena alternativa para las personas que se preocupan por su privacidad, ya que a diferencia de Facebook y otras plataformas propietarias, permite que los usuarios sean los dueños de sus datos.

En este sentido, no existen intereses corporativos, como la recopilación de información personal con fines publicitarios.

Igual que sucede en Mastodon, las personas con unos buenos conocimientos técnicos, pueden operar su propio «pod», que esencialmente funciona como un servidor web personal.

Para ello, es necesario tener un nombre de dominio registrado.

Esto significa que sus datos permanecen privados y estarán en sus propias manos.

Pero también implica tener que gestionar el servidor, con el trabajo que esto conlleva.

Los usuarios menos dotados técnicamente (o que no quieren complicarse la vida) pueden crear una cuenta en cualquier «pod» existente y de su elección, por ejemplo uno de su zona geográfica.

Desde ese pod, pueden interactuar con los usuarios de todos los demás pods.

Su gama de funciones es similar a las de Facebook.

Los usuarios registrados pueden publicar sus actualizaciones de estado, compartir publicaciones e imágenes y también comentar las publicaciones de otras personas.

Las publicaciones en Diaspora pueden incluir hashtags (etiquetas de metadatos incluidas en una publicación) y «menciones» (un nombre de usuario precedido por un símbolo @).

Y al igual que en Facebook, también es posible controlar quién puede ver las publicaciones (públicas o limitadas).

Los Hashtags permiten definir los intereses de cada usuario, y ayudan a que sus publicaciones lleguen a otras personas con gustos o aficiones afines.

También son una buena manera de conocer gente interesante.

La aplicación es altamente extensible y ofrece integración con las principales plataformas de redes sociales como por ejemplo Twitter, Tumblr, WordPress o Facebook.

De esta manera, las personas podrán seguir en contacto, incluso si no utilizan Diaspora.

Algo bastante interesante es que la aplicación permite el uso de seudónimos, cosa que en Facebook es impensable.

Una vez que hayas decidido qué pod es el más adecuado para ti, regístrate y crea un perfil proporcionando la información personal desees.

Tú tienes el control sobre lo que quieres compartir.

Conclusión

Facebook se ha arraigado tanto en nuestra sociedad, que para muchos, abandonar la plataforma, es parecido a que una persona que consume dos paquetes de tabaco diarios, se plantee dejar de fumar de un día para otro.

Pero no es ningún secreto que Facebook es una máquina de hacer dinero con los datos que recopila de sus clientes.

Y posiblemente esta información que proporcionamos de forma consciente cuando aceptamos su impía política de privacidad, es algo que nos gustaría mantener en privado.

Si queremos utilizar su aplicación tenemos que tragar: son lentejas, si quieres las tomas, si no, las dejas.

Es cierto que se puede intentar limitar la cantidad de datos que recopila la compañía de Zuckerberg, pero eso no cambia la avidez de la empresa por vampirizar toda la información personal que se le ponga por delante.

Al fin y al cabo, nuestra vida privada es su modelo de negocio.

Por lo tanto, no vamos a perder nada por probar una alternativa como Diaspora.

Más bien todo lo contrario.

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