Si alguien está tuiteando las 24 horas del día, podría ser un humano harto de fariña o de Monster Energy, pero lo más probable es que sea un bot. A diferencia de los robots físicos, los bots son algoritmos informáticos que realizan cualquier función o tarea para la que sus programadores los han diseñado.
Un bot puede hacer cualquier cosa, desde enviar spam a un millón de direcciones de correo electrónico hasta derribar un servidor o un sitio web sobrepasando su ancho de banda.
Pero también son esenciales para servicios legítimos como motores de búsqueda y asistentes digitales como Google, Microsoft, Siri, o Alexa.
Se cree que más del 40% del tráfico de Internet está compuesto por bots, y una parte significativa de ellos son maliciosos.
Cómo detectar los bots
Las cuentas automatizadas tienen una enorme presencia en las plataformas de redes sociales.
A menudo se implementan para realzar la percepción que tienen los usuarios sobre marcas, figuras públicas y debates sociopolíticos.
Su misión principal es secuestrar los hashtags y tendencias para manipular a la opinión pública.
También se utilizan para la difusión de información sesgada, inexacta o para influir negativa o positivamente en la reputación de marcas, partidos políticos y personas en general.
Las cuentas falsas, operadas por bots, amplifican los me gusta, el número de vistas y sesgan los resultados de las encuestas en línea.
Los bots de redes sociales más rudimentarios suelen carecer de foto, enlace o biografía.
Los más sofisticados pueden usar una foto de gente que no existe generadas por IA de GAN (Generative Adversarial Network)
Los avances en la IA permiten que los bots produzcan contenido cada vez más similar a los humanos, pero el uso del lenguaje coloquial sigue siendo increíblemente difícil para las máquinas.
Las interacciones de un bot pueden revelar su lógica algorítmica: pueden ser extremadamente repetitivos, o emplear respuestas genéricas en las redes sociales, sistemas de comentarios o aplicaciones de chat.
Tampoco tienen mucho sentido del humor.
Acostumbran a pasar por alto una broma obvia y cambiar rápidamente de tema, pero desafortunadamente, estas actitudes también son bastante comunes entre los trols humanos.
Los bots generalmente se crean con un fin particular, por lo que pueden estar demasiado obsesionados con un tema en concreto, volviendo sobre lo mismo una y otra vez.
Un ejemplo, son los bots perpetrados con el propósito de dar relevancia a una campaña política.
Pueden estar programados para distribuir sus retuits de manera aleatoria o siguiendo unos horarios establecidos, e incluso, en un momento dado, ser controlados por una persona.
Los bots pueden aceptar solicitudes de amistad, pero no pueden responder a mensajes.
Si no estás seguro acerca de una cuenta, envíale un mensaje para ver si responde.
En el caso de las páginas web, la tasa de rebote identifica la cantidad de usuarios que llegan a una sola página y luego abandonan el sitio sin prácticamente interactuar con él.
Un aumento inesperado en la tasa de rebote puede ser indicativo que los bots de Google o de Bing han estado de visita.
Trols de Internet
A pesar de lo avanzados que pueden llegar a ser los bots, los insultos, las gilipolleces y las noticias falsas en Internet todavía son generadas principalmente por humanos.
Los trols son personajes que hacen cosas como difamar e insultar a todo bicho viviente, tergiversar noticias y molestar con su estupidez en sitios de comentarios como los habilitados en publicaciones en línea.
A veces son adolescentes aburridos, pero en la mayoría de los casos se trata de adultos aparentemente normales, que aprovechan el relativo anonimato que proporciona Internet, para sacar su mala leche y dar rienda suelta a sus frustraciones, en una especie de onanismo virtual.
Pero no todos estos personajes están cortados con el mismo patrón.
Después de todo, ¿cómo se puede saber si un comentario en una publicación proviene del sótano del Kremlin, de un individuo con graves problemas psiquiátricos, o de una persona pagada por un partido político?
- Por lo general, los trols usan una retórica dura y no están abiertos a una conversación civilizada.
- Cuando revisamos sus otras interacciones, en su mayoría son tóxicas.
- No todos los trols son anónimos, pero algunos lo son.
- En general, cuando se mira el contexto en general (lenguaje utilizado y otras actividades), es bastante fácil ver cuando alguien está actuando de mala fe.
- Escriben comentarios con una frecuencia mayor a la de los demás usuarios promedio.
- Inician hilos fuera del tema que se está tratando, para intentar desviar la atención de los usuarios.
- Suelen cambiar de identidad con frecuencia, lo que les permite campar a sus anchas por redes sociales y foros eludiendo el control de los moderadores.
- Cuando se les presenta pruebas contundentes y hechos puros y duros sobre un tema, los ignoran.
- Estos seres son prácticamente inmunes a los argumentos, la crítica y la lógica.
- Hacen comentarios sexistas, racistas o xenófobos.
Para sentirse satisfechos, necesitan mucha audiencia, por lo tanto, lo más inteligente es ignorarlos, aunque hay quien piensa que esto les da el poder de silenciarnos.
Pero incluso los sufridos moderadores de los foros y sistemas de comentarios, muchas veces se ven impotentes ante la avalancha de estos nefastos personajes, que cambian de cuenta cada vez que son denunciados y expulsados.
En cualquier caso, darle cuerda a un trol es caer en su juego.
Si tienes sospechas fundadas de que alguien (o algo) está actuando con maleficencia, simplemente ignóralo.
¿Perderías tu tiempo discutiendo con un gilipollas que solo intenta provocarte? ¿Te pondrías frente a una máquina y te dedicarías a gritarle?
No pierdes nada al elegir no interactuar.
